lunes, 6 de diciembre de 2010

CLASE DE LATÍN: PASEN Y VEAN

Mercurii dies, Kalendas decembres
Homo homini lupus est .

Suena el timbre, ruge el pasillo. La clase de hoy es a penúltima hora y después del segundo descanso del día. El patio se va quedando vacío , parece que Atila y los hunos deseen de nuevo acabar con el imperio romano. Gritos y carreras.
Ya están todas dentro, poco a poco el pasillo se queda silencioso y desierto. Ya saben que lo primero que se ha de hacer es copiar de la pizarra la fecha y la frase del día. La locución latina de hoy es originaria del comediógrafo latino Plauto y fue popularizada por el filósofo ingles Thomas Hobbes a finales del siglo XVII. Las más rápidas ya buscan en su mochila el libro de filosofía, por pura casualidad hoy han hablado de T . Hobbes y de su famosa Homo homini lupus est. Entusiasmadas, ya todas buscan su libro para confirmar que sí, que es verdad, que el latín está en todas partes.


Empezamos un nuevo capítulo del método creado por H. Orberg, profesor danés recientemente fallecido. Es nuestro libro de texto, favorece el aprendizaje del latín como una lengua moderna y permite a las alumnas sacar conclusiones sobre estructuras gramaticales a partir de la comprensión de los textos, No es casual que yo haya elegido este método, sé que en Finlandia y Dinamarca el estudio del Latín y Griego es una parte esencial del sistema educativo hasta el punto que en Finlandia, en el currículo escolar, el latín figura en el grupo de lenguas extranjeras para elegir por los alumnos, en el mismo grupo y nivel, y con los mismos métodos didácticos, que el inglés, el alemán, el sueco...

La lectura de hoy nos describe cómo es la casa donde viven Julio y su familia.Con ellos a prenderemos un vocabulario específico del ámbito doméstico, algunas preposiciones y pronombres así como el uso del acusativo. La lectura se presta y entre pronombre y pronombre les cuento cómo eran las casas romanas: les hablo de la domus –donde vivían los patricios- , de las villas –casas de campo- y por supuesto de las insulae. Hablo de las partes de la casa: atrio, perystilo, cubículo, explico qué es el impluvium y el compluvium. Las veo sonreír, creen que se me ha ido el santo al cielo y que voy a salir por los cerros de Úbeda, se frotan las manos, ya se ven libres de sintaxis y gramática.

Reconduzco mi discurso y después de un breve paseo por la domus, vuelvo al atrium. Allí en el Artium es dónde el Pater Familias todas las mañanas recibía a sus clientes. El cliente, en la Roma antigua, era un plebeyo que establecía un contrato con un patricio en cuya familia era acogido. Se trataba de un intercambio de favores El patrón se preocupaba de buscarle alojamiento si lo perdía, de encontrarle una buena esposa, de asistirle legalmente o de prestarle dinero y el cliente apoyaba todos los proyectos de su patrón votándole y haciéndole la "pelota". Explico que de ahí viene la palabra clientelismo, término que por desgracia está muy de actualidad. Hoy en día se define la palabra clientelismo como un sistema extraoficial de intercambio de favores, en el cual los titulares de cargos políticos regulan la concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella a cambio de apoyo electoral. Para que vean que yo no invento nada ( a veces creen que soy como una máquina de contar cuentos) ilustro mi discurso con un epigrama de Marcial, poeta latino que -como la Dolores- nació en Calatayud.

“Tú me exiges, sin que les vea el fin, mis servicios de cliente. No voy,
pero te envío a mi liberto. —No es lo mismo, me dices. —Te probaré que es mucho más. Yo apenas podría seguir la litera; él la llevará. Cuando te veas atascado entre la multitud, él abrirá paso a codazo limpio; yo tengo los costados débiles y delicados. Si tú narras cualquier cosa en el discurso de la causa, yo me callaré; pero él te berreará un triple ‘¡muy bien!’. Que tienes un proceso, él dejará oír sus insultos a grandes voces; el pudor ha contenido siempre en mi boca las palabras gruesas. —‘Entonces, agregas, tú, amigo mío, ¿no me prestarás nada?’. —Sí, Cándido, lo que no pueda el liberto”



Sigo con la política, no, no, ni Zapatero ni Rajoy forman parte de mi discurso aunque si las piedras del foro hablaran descubriríamos qué pocas cosas han cambiado desde entonces salvo el dominio de la oratoria y la retórica que tanto se echa en falta hoy en día :o tempora, o mores!
Les cuento que los romanos que se presentaban a las elecciones para los distintos cargos se paseaban por el foro vestidos de blanco, era su forma de dar a entender que deseaban ser votados. De ahí viene la palabra candidato pues en latín candidus significa blanco.


Vuelvo a la domus, la casa de los nobles y de allí me dirigo a las insulae: los pisitos de alquiler de los pobres. Consistían en una única habitación donde transcurría la vida de familias enteras. Pero ¿no tenían cuarto de baño?, preguntan. Mis chicas son tan prácticas como los romanos. Pues no, no tenían. Hacían sus necesidades en un cubo o en tinajas destinadas al efecto que se encontraban en los bajos de las viviendas y lo lanzaban por la ventana al grito de ¡agua va! ¡Que guarros!, y …¿no se duchaban? , empiezan a pensar que ligar con Julio Cesar o Marco Antonio no debía ser muy agradable pero …sí, sí se lavaban. Hablo de las Termas y de los baños públicos, dónde los plebeyos disponían de unas horas al día para poder lavarse, había unas horas para las mujeres y otras para los hombres.

¿Cómo sabes todo eso?, me preguntan. Bromeando respondo que yo estaba allí . Confesaré mi secreto, quizá alguna decida copiar mi sistema. En realidad lo sé porque yo escucho con los ojos a los muertos. No, no tengo poderes paranormales ni masco ninguna hierba como la Sibila de Cumas para que los del más allá me cuenten sus cosas. Es más sencillo, solo tengo que escoger al azar alguno de los libros de mi estantería: los clásicos entre sus páginas guardan secretos, conjuraciones, anécdotas, amores, triunfos, derrotas…solo hay que escucharlos, eso sí con los ojos, porque por desgracia ya no hablan , están muertos.


Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos.


Si no siempre entendidos siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.

Fragmento del soneto Desde la torre, Quevedo

4 comentarios:

funnyaran dijo...

Marisa siempre hablando con César en las horas del recreo, creo que deberías presentarlo ya a tus alumnas jeje. Estas entradas me han recordado a nuestros tiempos mozos, cuando nosotras también estábamos ahí sentadas, mirandote mientras nos contabas todas las cosas que sabes. "Yo estaba allí!"
Floreciendo sentimientos de nostalgia... :)

Anónimo dijo...

LA VERDAD ESQUE CUANDO VEMOS ALGUNA FRASE QUE LA HEMOS VISTO EN LAGUNA PARTE NOS ALEGRA SABER LO QUE QUIERE DECIR.
PORQUE CADA VEZ QUE EMPEZAMOS UNA DE TUS CLASES SABEMOS QUE VAMOS A ENSEÑARNOS ALGUNA PALABRA, FRASE, O ALGUNA COSA NUEVA, Y ESO HACE QUE NOS GUSTE MÁS.

NATI

karen dijo...

Marisaaaaaaaaa!
Estamos impaciente por saber las notas de Latin! :)

Anónimo dijo...

Yo aún disfruto de (a saber ya cuantas horas a la semana, me he perdido)las clases de latín, por cierto, con el mismo libro, Lingua Latina per se ilustrata, que es genial. Ahora empezamos con César a muerte. Saludos! :)