La palabra simposio, que habitualmente se traduce como banquete, viene del griego symposium: reunión de bebedores o beber juntos. En la antigua Grecia era común este tipo de reuniones , a las que solo asistían hombres.
El banquete constaba de dos partes: la comida propiamente dicha y una segunda parte dónde se elegía al simposiarca ( jefe del simposio)y éste decidía sobre qué tema iba a versar el coloquio posterior a la comida así como la cantidad de agua que debía mezclarse con el vino.
A medida que el banquete avanzaba, la proporción de agua era menor y consecuentemente el discurso adquiría un tono más exaltado.
Quizá la más conocida de estas reuniones sea “El Banquete” de Platón, organizado por el poeta trágico Agatón para celebrar su victoria en las fiestas Leneas del 416 a.c y cuyo debate gira en torno al amor.
Siempre que cuento en qué consistía el simposio le doy un tono informal a mi discurso; exagero sobre la cantidad de vino que ingerían los comensales y la poca claridad mental que tenían cuando exponían sus teorías sobre éste o aquel tema. Concluyo afirmando que Platón y sus colegas llevaban encima unas copitas de más antes de elaborar sus célebres e inmortales obras.
“Así que ya sabéis “–añado- “de aquellos lodos, estos barros. Ahora tenéis que sufrir los desvaríos de los griegos y andar a vueltas con el mito de la caverna . De cada una de sus juergas… un suspenso en filosofía.”
Mis compañeros de filosofía no tardan en preguntarme si yo les he dicho que Platón era un borracho.
Esta es la primera consecuencia de mi libre interpretación del Banquete platónico, la segunda es la pertinaz insistencia con que los alumnos reclaman: ”hagamos un simposio, hagamos un simposio…”
Mientras espero en la estación, recuerdo cuántas veces dije durante aquel curso que no se preocuparan, que celebraríamos más de uno. No es la primera vez que nos reunimos a comer pero hoy es especial. Hemos dejado pasar mucho tiempo desde la última vez y aunque el correo electrónico nos mantiene en contacto no puede suplir la agradable sensación de conversar cara a cara .
Ocho fueron los comensales del banquete platónico, todos hombres, y una sola mujer : la sacerdotisa Diotima, la única del género femenino que expresa su teoría sobre el amor (aunque en realidad ella no asistió al banquete). También nueve hemos acudido al simposio de los clásicos: ocho mujeres y un solo hombre, los tiempos han cambiado mucho y la educación y la erudición ya no es cosa de hombres.
La comida discurre entre conversaciones cruzadas, el amor nos preocupa pero no nos ocupa así que le dedicamos poco tiempo. Todo en orden, no hay novedades, ningún pretendiente se ha batido en retirada. Alex nos cuenta que hay muchos peces en el mar...
Los camareros, amables, nos miran con insistencia, ya no queda nadie en el local.
La segunda parte del simposio transcurre con más calma y sin prisas en un confortable sofá.
Melani, la primera en llegar ha sido también la primera que se ha ido. No era un buen día para quedar, obligaciones familiares; aún así ha estado con nosotros.
María nos habla de las islas del pacífico, sueña con desarrollar allí su labor como guía turística.
Silvia, Mila y Haïssa discuten sobre didáctica: les hablan de nuevas teorías al respecto pero sus profesores siguen con el método de leer , subrayar y memorizar. Contradictorio ¿no?.
Aina, divertida, nos recuerda anécdotas y desvela algunos truquitos con los que quisieron pegármela en su día.
Arantxa , disgustada con el plan Bolonia , nos cuenta sus sinsabores, pero su amplia sonrisa aparece cuando nos habla de Paris. ¿Paris? “Su Paris” no tiene nada que ver con” mi Paris”, no recuerda dónde ha estado, qué ha visto. Le aconsejo que vuelva con unos años más.
Son las siete. ¿Ya? Algunos trabajan, han de irse. El tiempo vuela.
Alex me cuenta que está muy contento, tiene latín y le va muy bien. Su materia preferida es Teoría de la literatura. Hablamos sobre poética, Aristóteles y cine. Madame Bovary; su profesor se siente derrotado: un alumno le pregunta ¿quién es Madame Bovary?, Alex si lo sabe, promete leer a Flaubert. Le preocupa el poco bagaje cultural de sus congéneres, entona el “mea culpa”, él también se siente responsable y dice que las humanidades son necesarias para desarrollar el pensamiento crítico.
Tengo en mis manos una edición de 1933 del canto quinto de La Odisea, en griego, con anotaciones en francés. Me lo ha regalado Arantxa, lo compró en uno de sus locos viajes por el mundo. Apenada me dice: “es de un mercadillo” como si fuera poca cosa.
¿Quién de vosotros guarda entre sus libros una joya semejante?
4 comentarios:
oohh! que bonitas palabras! me he emocionado mucho!!
Hay muchos peces en el mar... jajaja
Si que es verdad que decías lo de que quedaríamos muchas veces. Espero que continue siendo así, porque no hay mejor forma de que pase el tiempo que estando rodeado de amigos.
Paris?? quién ha estado en Paris? Pari qué..?
Un besoo
La verdad es que a mi se me pasó rapidisimo...me tuve que ir, pero bueno me lo pasé bien! el tiempo vuela cuando se está a gusto... Epero que hagamos otro simposio, aunque pase algún tiempo, mejor, así tendremos más cosas que contarnos. Un beso Marisa!
Por cierto, sí que pude salir del parking!!jaja
Melani.
http://www.blogdecine.com/
Blade Runner podria tener secuela y precuela.
Txan txan!
ai Marisa que bonito y que bonita eres :) que bueno el calorcito que me dais, que bueno reencontrarnos y seguir agusto juntos. La verdad es que fue un éxito de simposio, no hay que dejar nunca esta fantástica tradición que llevamos practicando desde hace ya tanto tiempo.
Me alegré mucho de verte, de veros, todos juntos. La unión hace la fuerza,¿verdad?jiji
un abrazo fuerte!
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