jueves, 22 de enero de 2009

MEDUSA





Josep Rubio, de 4rt, ha sigut el primer en buscar la informació que havíem demanat a classe sobre Medusa i la seua descendència. Marisa, curiosament, algunes de les imatges que hem buscat per tal d´il.lustrar el seu treball són de Rubens (eixa font inesgotable!). No sé si sóc jo massa poruga, però eixa mirada em fica els pèls de punta, i no tinc el magnífic escut de Perseu!



Bé, açò és el que ens conta Josep:



Las 3 Gorgonas (Esteno, Euríale y Medusa) eran hijas de dos divinidades marinas, Forcis y Ceto. Su aspecto era bastante terrorífico: de la cabeza le crecían serpientes en vez de pelo; en su sonrisa lucían un par de afilados colmillos de jabalí; sus manos eran de bronce y sus dos alas de oro, lo que no les impedía utilizarlas para volar; y, si miraban directamente a alguien a los ojos, al momento le dejaban petrificado.



De las tres hermanas, la más famosa era Medusa, aunque era la única mortal. Vivían el extremo de Occidente, cerca del reino de los muertos, y no había mortal ni divinidad que no las tuviera temor. El único dios que se atrevió a amarlas fue el rey del mar, Poseidón, que se acostó con Medusa y la dejó embarazada. De hecho, hay una variante más tardía del mito en la que atribuyen precisamente a este amorío la transformación de Medusa. Según esta versión, Poseidón se acostó con una muchacha muy hermosa que se llamaba Medusa en el templo de Atenea y, cuando la diosa se dio cuenta, transformó a la infeliz joven en el horrendo monstruo con melena de serpientes. En lo que sí coinciden todas las versiones es en el final de la única gorgona mortal a manos del gran héroe Perseo, hijo de Zeus y de una mujer de una belleza irresistible, Danae.
Perseo: Por razones diversas, madre e hijo han tenido que huir de su Argos natal y se han refugiado en la isla de Sefiros, donde reina Polidectes. Como tantos otros, el rey se enamora perdidamente de Dánae, pero Perseo la defiende de cualquiera que intente obtenerla con violencia, por lo que Polidectes trama un plan para alejar al muchacho de su madre. Durante una copiosa comida a la que están invitados muchos príncipes, pregunta qué regalo le querrían ofrecer sus amigos. Todos dicen que el mejor obsequio para un rey es un caballo, pero al insensato Perseo no se le ocurre otra cosa que prometer la mismísima cabeza de Medusa si fuera necesario. A la mañana siguiente, el rey le recuerda su compromiso y a Perseo no le queda más remedio que salir en busca de la feroz criatura bajo la amenaza de que Polidectes viole a su madre si no cumple su palabra. Según otra versión, estos regalos estaban destinados a su amada Hipodamia, pero en esencia es lo mismo: Perseo debe ir en busca de Medusa por una intempestiva promesa hecha bajo engaño al rey.
Las Grayas: Pero no todo está perdido pues los dioses sonríen al atrevido joven y acuden en su ayuda. Aconsejado por Atenea y Hermes, Perseo se dirige primero al lugar donde habitan las tres Grayas, que también eran hijas de Forcis y Ceto. Las Grayas eran tres mujeres que ya habían nacido ancianas y se llamaban Enio, Penfredo y Dino. Entre todas tan solo contaban con un solo ojo y un solo diente, que se iban rotando. Aprovechando un descuido mientras intercambiaban el ojo, Perseo consigue arrebatárselo junto con el diente y no se los devuelve hasta que le indican dónde habitaban las Gorgonas. A las desdentadas hermanas no les queda más remedio que aceptar y le conducen hasta donde viven unas extrañas “ninfas” que le dan varios objetos mágicos: unas sandalias aladas, una alforja y el yelmo de Hades, que volvía invisible a quien se lo ponía. Para terminar de armarse, Hermes le regaló una afilada hoz de acero.
La muerte de Medusa: Así preparado, Perseo echa a volar hasta la guarida de las Gorgonas, en los confines del mundo, donde las encuentra dormidas. Sabe que de las tres solo una es mortal, así que, mientras Atenea sostiene delante de Medusa un escudo de bronce tan pulido que reflejaba su feroz mirada, Perseo aprovecha para cercenarle la cabeza con la hoz de Hermes. De la herida salieron entonces los dos hijos que la terrible criatura había concebido con Poseidón: el caballo alado Pegaso y el gigante Crisaor, que nació blandiendo una espada de oro. Perseo guardó la cabeza en la mágica alforja y, protegido por la invisibilidad que le proporcionaba el yelmo de Hades, escapó antes de que las dos hermanas de Medusa pudieran atraparle. En el camino de retorno Perseo monta a Pegaso para liberar a una joven (Andrómeda) encadenada a unas rocas que está a punto de ser devorada por un monstruo marino pero eso ya es otra historia.
Tras diversas peripecias, Perseo consiguió regresar y la diosa Atenea se hizo cargo de la cabeza de Medusa colocándola en el centro de su escudo.
















Ara suposem que heu relacionat aquesta història amb el perquè del nom d´eixos animalets que tots coneixem i dels quals fugim a la platja!!!

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