Érase una vez un
rey y una reina que vivían muy tristes
porque no tenían hijos. Cuando al fin tuvieron una niña organizaron un festejo en su honor e invitaron a varias hadas que mediante
encantamientos le otorgaron dones positivos. Olvidaron invitar a una y furiosa sentenció
que el día de su decimoquinto cumpleaños la niña se pincharía con un huso y moriría.
Una de las hadas invitadas mitigó la maldición vaticinando que se cumpliría el
oráculo pero en vez de morir la niña permanecería dormida cien años
Este
es el principio de uno de los cuentos de hadas más conocidos: La bella
durmiente del bosque, nacido de la tradición oral como la mayoría de los
cuentos infantiles. Son varias las versiones de este cuento. Las más populares son
la del francés Perrault y la conocida como “Rosita de espino” de los hermanos
Grim.
Las
fuentes de las que bebieron sus autores conjugan lo popular y oral con lo culto
y escrito. De este cuento se conocen antecedentes indios, greco-latinos, islandeses,
españoles y franceses.
La
presencia de la mitología griega, aunque de forma indirecta , se aprecia en un
texto francés en prosa publicado en 1528 llamado Perceforest. En él aparece una
historia muy similar a la de la bella durmiente
y que sin duda sirvió como referente en la que las diosas Venus, Lucina y Temis asisten a un convite por el nacimiento de la princesa
Zellandine. Lucina le concede el don de la salud, pero Temis, ofendida porque
los padres de la niña olvidaron poner un cubierto para ella, la condena a morir
cuando se pinche con una astilla la primera vez que hile. Sin embargo Venus
atenúa la maldición cambiando la muerte por un sueño que durará hasta que la
astilla sea quitada.
El
tema del largo sueño encantado, central en el relato, también tiene
antecedentes en la antigüedad clásica. En la leyenda de Epiménides (según la cual este se quedó dormido en una cueva durante
57 años) y en la leyenda cristiana de los Siete durmientes de Éfeso (que huyendo de la persecución de Decio se refugian en una caverna en la que se quedan dormidos
durante dos siglos).
Indudablemente
el más claro referente de la antigüedad clásica es el despecho de la diosa Eris
( la discordia) que no fue invitada a
las bodas de Tetis y Peleo . Apareció en
el banquete y lanzó al aire una manzana de oro con la siguiente inscripción:
para la más bella. Ello provocó una seria disputa entre Afrodita, Atenea y Hera
que se consideraron las propietarias de
la manzana .La disputa se resolvió con el juicio de Paris que señaló a
Afrodita como la más bella a cambio del amor de Helena de Troya.
Ello
marcó el destino de griegos y troyanos desencadenando la guerra de Troya.
Este
motivo recurrente de los cuentos de hadas, presente en la bella durmiente, que
consiste en fijar desde el nacimiento el destino de un personaje responde a la
antigua mentalidad griega que consideraba que fuera cual fuera la vida de un
ser humano, ésta estaba prefijada.
En
el momento de su nacimiento y después en
el día de sus bodas, podían asistir varios grupos de diosas para hacer regalos
y propiciar la suerte futura. Sin embargo quienes realmente decidían el futuro
eran las Moiras: “ Cloto, Láquesis y Atropo” concediendo a los mortales “la
posesión del bien y del mal” o “el ser felices o desgraciados”.
En
la época Helenística cuando las Moiras llegaron a Roma se encontraron allí dos deidades distintas dedicadas a
cometidos semejantes a los suyos. Por una parte Fatum (
el Hado) que tiene bajo su control el futuro de los hombres, las familias y las
naciones ; por otra parte, la Parca , que pone por escrito el destino de
los hombres.
Al
aparecer las tres diosas griegas el Fatum se convierte en Tria Fata (origen de
las hadas medievales), mientras que la
Parca se multiplica también, adquiriendo cada una de las tres
Parcas el nombre de la Moira
correspondiente. Fata y Parcas se convierten en sinónimos
Es
fácil a partir de esta explicación comprender que la palabra hada proviene
etimológicamente del latín fata que o bien
se puede considerar como plural de Fatum y significa oráculo, destino , futuro,
o bien proviene de la palabra fata que designaba a las tres Parcas: Encargadas del nacimiento, el matrimonio y la muerte.
De fata proviene hada en castellano, fata
en italiano, en portugués fada,
en francés fée, en alemán fee y en inglés fay,
más tarde fairy.
Si en la
literatura latina hay una obra en la que es innegable la presencia del Fatum es
en La Eneida . La
historia del troyano Eneas, que después de la destrucción
de su ciudad natal, se ve obligado a viajar movido por fuerzas que desconoce
hacia la tierra extraña, perdiéndose en circunstancias contra las que
difícilmente puede luchar: el amor y la guerra. Y a pesar de todo, se abre
camino, y finalmente cumple con su destino: la fundación del glorioso pueblo
romano.
Este curso
leeremos en 1º de bachillerato las
aventuras de Eneas desde que movido por
el Hado salió de Troya y llegó al Lacio, compartiremos con él su Fatum, él nos
llevará por tempestuosos mares (declinaciones, verbos, sintaxis), con él
bajaremos a los infiernos (exámenes, horas de estudio), quizá encontremos exaltadas
pasiones como el amor de Dido por Eneas ( si en alguno se despierta la pasión
por los clásicos) y llegaremos por fin a una patria tranquila ( final del
bachillerato).
Sabedores del origen de las hadas invitaremos
a todas al inicio de curso para que nos sean propicias y nos regalen dones
positivos: constancia, paciencia, prudencia, sabiduría.
Quizá
alguna de ella, como la protagonista del video, se quedé a vivir con nosotros
en el aula de clásicas. Estad atentos, quizá escuchéis un suave batir de alas entre las aspas del
ventilador o se refugie en los revueltos cajones de mi mesa. Sea como sea la cuidaremos para que nos depare un
buen curso y tenga prefijado el éxito de
todos vosotros en aquello que emprendáis.
Bienvenidos
al país de las hadas.