El laberinto debe su nombre a una legendaria construcción diseñada por el inventor Dédalo para el rey Minos de Creta que quería mantener preso a su hijo Minotauro (monstruo mitad hombre, mitad toro) y que acabó muerto por Teseo, quien se adentró en los inextricables pasillos siguiendo el hilo que le había dado la princesa Ariadna, hermana del monstruo.
Plutarco en sus «Vidas paralelas» cuenta que Teseo (capítulo 21)35, tras salir
victorioso de Creta y haber matado al Minotauro, celebró en la isla de Delos con los jóvenes liberados, en el santuario consagrado a Apolo, una singular danza que de algún modo imitaba el vericueto de pasadizos y cruces existentes en el laberinto, ya que los danzarines se entrecruzaban y giraban, entrelazaban círculos concéntricos y los volvían a desatar. Los jóvenes actuaban en nombre de todas las anteriores víctimas del Minotauro, y representaban a la humanidad doliente, recuperada a la vida por el héroe.
Esta danza se llamó geranós, es decir, grulla, porque imitaba al baile que esas aves realizaban y al trazado de las huellas que dejaban en las arenas de las playas o de las marismas.
Según el historiador y novelista Robert Graves, en Los mitos griegos (1955), el laberinto del Minotauro, en Cnosos, no era un verdadero laberinto con paredes, sino que era un dibujo en mosaico sobre un pavimento como un patrón de esta danza ritual cretense.
Homero (en La Ilíada 18.592) describe el laberinto de Cnosos de la siguiente manera:
Dédalo ideó en Cnosos un suelo
para que danzase la rubia Ariadna
Otros autores relacionan estas danzas cretenses con el inicio de la primavera. Parece que en la primavera se realizaba en toda la cuenca del Mediterráneo una danza erótica de la perdiz en honor de la diosa Luna en la que los bailarines renqueaban y llevaban alas.
Una danza laberíntica similar parece haber sido llevada a Britania desde el Mediterráneo oriental por agricultores neolíticos del tercer milenio a. C. Así hasta finales del siglo XIX se mantuvo la tradición de que los escolares británicos bailaran sobre intrincados dibujos hechos en el césped para celebrar la pascua,dando a esta danza un carácter religioso ligado a la muerte y resurrección de Cristo.
Durante la Semana Santa existen todavía en determinadas poblaciones de España unas singulares danzas que ejecutan los «armaos», los soldados romanos que custodian al
Crucificado camino del Calvario, y que son llamadas popularmente del «caracol».
En ellas los viejos legionarios marcan una serie de espirales cuyas líneas se entrelazan,
hacen y deshacen. Los laberintos que trazan los armaos en las diferentes procesiones son unos modestos pero muy bellos dédalos realizados en la calle, a la luz del sol. Los viejos legionarios romanos contribuyen así, como emisarios(al igual que los bailarines que acompañaron a Teseo), a la redención de la Humanidad.
Las semejanzas formales entre los relatos mitológicos, desde la llamada Danza
de las Grullas de Teseo en Delos hasta las danzas del Caracol de los armaos de Semana Santa del cristianismo,pueden obedecer a la pervivencia o coincidencia de arquetipos y modos de sentir entre las poblaciones que durante milenios habitaron las tierras del Mediterráneo.
Como sé que ninguno vais a ir a comprobar si en alguna procesión de vuestro pueblo aparecen “los armaos” y su danza de caracol os dejo un video de Enrique Bunbury,más apropiado y refrescante para acompañaros en vuestras vacaciones. Que lo paséis bien y hasta la vuelta.
Plutarco en sus «Vidas paralelas» cuenta que Teseo (capítulo 21)35, tras salir
victorioso de Creta y haber matado al Minotauro, celebró en la isla de Delos con los jóvenes liberados, en el santuario consagrado a Apolo, una singular danza que de algún modo imitaba el vericueto de pasadizos y cruces existentes en el laberinto, ya que los danzarines se entrecruzaban y giraban, entrelazaban círculos concéntricos y los volvían a desatar. Los jóvenes actuaban en nombre de todas las anteriores víctimas del Minotauro, y representaban a la humanidad doliente, recuperada a la vida por el héroe.
Esta danza se llamó geranós, es decir, grulla, porque imitaba al baile que esas aves realizaban y al trazado de las huellas que dejaban en las arenas de las playas o de las marismas.
Según el historiador y novelista Robert Graves, en Los mitos griegos (1955), el laberinto del Minotauro, en Cnosos, no era un verdadero laberinto con paredes, sino que era un dibujo en mosaico sobre un pavimento como un patrón de esta danza ritual cretense.
Homero (en La Ilíada 18.592) describe el laberinto de Cnosos de la siguiente manera:
Dédalo ideó en Cnosos un suelo
para que danzase la rubia Ariadna
Otros autores relacionan estas danzas cretenses con el inicio de la primavera. Parece que en la primavera se realizaba en toda la cuenca del Mediterráneo una danza erótica de la perdiz en honor de la diosa Luna en la que los bailarines renqueaban y llevaban alas.
Una danza laberíntica similar parece haber sido llevada a Britania desde el Mediterráneo oriental por agricultores neolíticos del tercer milenio a. C. Así hasta finales del siglo XIX se mantuvo la tradición de que los escolares británicos bailaran sobre intrincados dibujos hechos en el césped para celebrar la pascua,dando a esta danza un carácter religioso ligado a la muerte y resurrección de Cristo.
Durante la Semana Santa existen todavía en determinadas poblaciones de España unas singulares danzas que ejecutan los «armaos», los soldados romanos que custodian al
Crucificado camino del Calvario, y que son llamadas popularmente del «caracol».
En ellas los viejos legionarios marcan una serie de espirales cuyas líneas se entrelazan,
hacen y deshacen. Los laberintos que trazan los armaos en las diferentes procesiones son unos modestos pero muy bellos dédalos realizados en la calle, a la luz del sol. Los viejos legionarios romanos contribuyen así, como emisarios(al igual que los bailarines que acompañaron a Teseo), a la redención de la Humanidad.
Las semejanzas formales entre los relatos mitológicos, desde la llamada Danza
de las Grullas de Teseo en Delos hasta las danzas del Caracol de los armaos de Semana Santa del cristianismo,pueden obedecer a la pervivencia o coincidencia de arquetipos y modos de sentir entre las poblaciones que durante milenios habitaron las tierras del Mediterráneo.
Como sé que ninguno vais a ir a comprobar si en alguna procesión de vuestro pueblo aparecen “los armaos” y su danza de caracol os dejo un video de Enrique Bunbury,más apropiado y refrescante para acompañaros en vuestras vacaciones. Que lo paséis bien y hasta la vuelta.