miércoles, 1 de junio de 2011

EL HUMO DEL AMOR


La palabra piropo proviene del griego pyr (de pyr-pyros : fuego o color rojo) y ops ( de ops-opos: cara, aspecto) de donde se podría definir como: palabra de fuego que enrojece la cara de quien la escucha, aunque en ocasiones debería enrojecer la cara del que la pronuncia.

Cuando antaño se podía fumar en los sitios públicos era habitual escuchar el típico:" ¿tienes fuego?" que algunos y algunas utilizaban como recurso facilón para entablar conversación y algo más, si había suerte . Lo habitual en esos casos era que si el interpelado estaba interesado en seguir adelante y además era un consumado hortera contestara con un : si, guapa/o , el de tus ojos.

Esta idea de asociar el amor, la mirada, el fuego y el humo es uno de los tópicos más utilizados en cualquier manifestación artística, ya sea el cine, la música o la pintura.
Las sensualidad de las volutas de un cigarrillo dejando entrever una seductora mirada ha contribuido a ensalzar el atractivo de algunos míticos actores. ¿Alguien se imagina a Humphrey Bogart sin su eterno cigarrillo? Imposible no recordar algún fotograma del actor sin que su rostro aparezca enmarcado entre la blanquecina neblina del humo, el humo del amor.
O ¿Cómo sería en la época actual esta memorable escena entre Bacall y Bogart que expone una elegante versión del "¿tienes fuego?" discotequero ?



También las letras de algunas canciones asocian el placer de fumar al placer de amar. Así un conocido tango, que fue popularizado en España por la ínclita Sara Montiel, cuya letra empezaba así:

Fumar es un placer
genial, sensual.
Fumando espero
al hombre a quien yo quiero,

tras los cristales
de alegres ventanales.
Mientras fumo,

mi vida no consumo...

O la formidable Smoke gets in your eyes ( El humo entra en tus ojos ) de los Platters, cuyo estribillo dice:
“Cuando tu corazón está ardiendo, debes darte cuenta que el humo entra en tus ojos."



Que a ningún ment
ecato ni corto de entendederas se le ocurra pensar que esta entrada es una apología del tabaco. Mi intención no es otra que difundir la cultura clásica, tan necesaria, entre los alumnos.
¿Cuántas veces se ha ensalzado el cuadro “Los borrachos “ de Velázquez y a nadie se le ha ocurrido pensar que incita a la bebida?

Del mismo modo imagino que Ignacio Pinazo- pintor valenciano- cuando realizó su delicado y hermoso “Cupido encendiendo un cigarrillo” no tuvo en su mente la idea de propagar entre los angelicales querubines y niños de su entorno el vicio del tabaco.
El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), rinde tributo a Pinazo y acoge desde este miércoles hasta el 18 de septiembre la muestra 'Ignacio Pinazo. El humo del amor', una exposición con un contenido ecológico y sensual que gira en torno al cuadro 'Cupido encendiendo un cigarrillo', de 1892, procedente de una colección particular y que por primera vez se muestra al público desde 1895. El humo del amor, no se entiende como una emanación del cigarrillo que fuma Cupido sino como metáfora del ardor sensual que desencadena el fuego de sus flechas y hace de nexo con el resto de pinturas de esta muestra, en las que el hijo de Venus sigue estando presente.

Desde aquí animo a los alumnos a visitar la muestra, a descubrir el cine clásico en blanco y negro y a escuchar a los Platters. Les aseguro que ninguna de estas cosas perjudicará seriamente su salud.

3 comentarios:

funnyaran dijo...

En el amor tiene dos caras, Streisand intenta seducir a Pierce Brosnan de este modo:

"-Que pasa?
-Es curioso, sólo fumo estando contigo. Por qué será?"

Toda buena película de amor tiene alguna escena con el tabaco de protagonista. Por qué será?

Cuando vamos? Yo quiero ir contigo, para no perderme ningun detalle!! :)

Marisa Miralles dijo...

Pues ya sabes,
organizas el evento, si se apunta alguien bien y si no ya somos dos. Esta vez en vez de cena y cóctel, vamos de museo y comida.
En vacaciones, antes de que me vaya. Ya me dices.

Anónimo dijo...

Poster, el cuadro de Picazo, que pudiera dar el tono ambiental a la guarida de la granuja que Charles Dickens pintara en su Oliverio Twist. Poco romanticismo o realismo someramente envuelto en celofanes. Este humo, el de la entrada, paradójicamente me permite ver clarividente el paraíso perdido de la infancia -el paraíso de las lecturas de los clásicos que los niños leían: Twain, el propio Dickens o la picaresca española-. Esta humareda abre mis ojos.