miércoles, 19 de noviembre de 2008

EL RAPTO DE LAS SABINAS


Josep Rubio es el primero de los alumnos de 4º que ha enviado el trabajo que les pedí la semana pasada.Estaba un poco enfadada con ellos porque ninguno había respondido a mis cuestiones pero esta mañana hemos firmado la paz .Entono el mea culpa ya que sí que habían hecho el trabajo pero no les dí correctamente mi dirección y evidentemente los correos no me han llegado.

Aquí está su trabajo.Espero que las chicas de la clase se animen a colaborar en el blog.


El Rapto de las Sabinas
Cuando Rómulo terminó de fundar la ciudad de Roma, con la finalidad de poblarla rápidamente, invitó a que se instalara toda clase de gente, aduciendo que era la mejor ciudad para vivir en libertad.
A pesar que la mayoría de los habitantes no eran muy recomendables, Rómulo estaba feliz.
Designó a cien hombres “Padres de la Patria” o Patricios para asegurar el orden y la seguridad de esta nueva ciudad. Pero el problema más grave que tenían era la falta de mujeres. Si no las conseguían rápidamente, el futuro de la ciudad estaba destinado al fracaso.
Luego de muchas reuniones donde analizaron todas las posibilidades, los Senadores creyeron que lo mejor sería visitar a los pueblos vecinos para explicarles sus intenciones. Ninguno acepto la oferta de los romanos, porque como ya sabemos los habitantes de Roma dejaban mucho que desear y ningún padre quería entregar a sus hijas a ese tipo de gente.
Los romanos se sintieron agraviados ante la negativa, pero Rómulo los calmó cuando les dió a conocer un nuevo plan.
Cuando llegó la fiesta del dios Consus, Rómulo organizó unas grandiosas carreras de caballos invitando a las poblaciones vecinas. Roma se llenó de visitantes para la fiesta ya que llegaban familias enteras para celebrar el gran acontecimiento.
En aquel entonces, los vecinos más numerosos y poderosos de la región eran los sabinos y eran los que en mayor número se habían presentado para honrar al dios Consus.
Cuando todos los visitantes se hallaban entretenidos participando de las competencias, los hombres de Rómulo raptaron a todas las muchachas que encontraron y las escondieron.
Los vecinos se enfurecieron y solo pensaban en vengarse de los romanos.
Las Sabinas secuestradas estaban muy asustadas ya que no conocían los planes de los romanos. Pronto, Rómulo se presentó ante ellas para calmarlas diciendo:-No deben tener miedo. Nada malo les ocurrirá. Solo deseamos que conozcan a los ciudadanos romanos, se enamoren, se casen y tengan muchos niños para que la ciudad de Roma crezca y sea próspera.
Los ciudadanos romanos se mostraron atentos y cariñosos con las jóvenes y ellas pronto accedieron formar nuevos hogares.
Las poblaciones vecinas no podían perdonar a los romanos por haber quedado sin hijas y para rescatarlas eligieron a Tito Tacio, rey de los sabinos.
Como en esos tiempos, las mujeres estaban consideradas como una clase inferior, Tito Tacio pensó que no valía la pena derramar sangre por unas cuantas mujeres.
Otras poblaciones vecinas buscando vengarse atacaron Roma, pero los romanos supieron defenderse y ganaron todas las batallas. Rómulo se mostró comprensivo con sus atacantes y, en lugar de hacerlos prisioneros, los perdonó así formaron un pueblo unido.
Al ver que el poderío de Roma avanzaba sobre los otros pueblos, Tito Tacio cayó en la cuenta de que si no hacía algo pronto para atacar a Roma, los sabinos terminarían bajo el dominio romano y comenzó a trazar un plan de ataque.
Mientras estudiaba cuidadosamente acerca de la manera de atravesar la muralla de Roma, vio a una joven muchacha que salía de las puertas de la ciudad para llenar su cántaro con agua. Esa joven se llamaba Tarpeya y era hija del alcalde de la ciudad.
A Tarpeya le apasionaban las joyas de oro. Cuando vio al grupo de sabinos con sus relucientes brazaletes quedó deslumbrada y les preguntó:- Dime, ¿Esos brazaletes que llevas en tus muñecas, son de oro?
Tito Tacio respondió:- Son de oro puro y tú puedes tenerlos esta misma noche, si quieres.
-Dime que debo hacer- Respondió Tarpeya .
-Solo debes descorrer los cerrojos de esta puerta a medianoche y todos estos brazaletes serán tuyos.-le confió Tito Tacio.
A la hora señalada, Tarpeya corrió los cerrojos y luego fue ante los sabinos a reclamar su recompensa.
-¿Tu quieres nuestros brazaletes? Pues aquí los tienes - y la golpearon duramente hasta matarla.
Luego la arrojaron desde una roca, que desde entonces se llama Tarpeya.

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